¿Has sido víctima de un delito? Si este es tu caso debes saber que hay formas para que sientas que tus palabras y tu opinión importan. Hoy voy a explicarte qué es eso de la acusación particular y de qué puede servirte.
¿Quién puede ser acusador particular? Cualquier persona que haya sufrido un delito (salvo cuando se está juzgando algún insulto o estés acusando a alguien una cosa que no era cierta. Estos se conocen como injurias y calumnias).
No pueden ser acusadores particulares tu marido o esposa ni los parientes más próximos al delicuente salvo cuando el delito se haya cometido contra éstos, o contra sus bienes, empleando violencia. En este caso el marido, la esposa, los padres, los hijos y los hermanos sí podrán participar en el asunto como acusación particular.
¿Qué podemos conseguir si somos acusación particular? Que se nos escuche en el proceso judicial, que haya más posibilidades de que el acusado sea considerado culpable, que la pena que tenga que cumplir (y la indemnización que tenga que pagarnos) sea lo mayor posible. El abogado te irá informando de qué va ocurriendo en el proceso y propondrá las pruebas necesarias para que el Juez estime la pena que pedís contra el acusado y, en su caso, la indemnización que reclamas.
Ya entiendo qué es un acusador particular pero… ¿Cómo lo hago? A través de un abogado. Desde que éste presente un escrito en tu nombre en el Juzgado y tú confirmes que te defiende en el Juzgado, ya serás acusador particular.
¿Y en qué momento lo hago? Puedes hacerlo en cualquier momento pero mi consejo es que lo hagas ahora, con independencia de cómo se encuentre el asunto. Mientras más tardes, más difícil será el trabajo del abogado y el resultado obtenido podría ser peor.
¿Qué pasa si decido no hacerlo? Pues que el Fiscal será el que pida la pena que considere más adecuada contra el acusado y, si lo cree justo, el que también pedirá una indemnización para ti (en la cantidad que mejor entienda… sin preguntarte). Ten en cuenta que si no participas directamente en el proceso podría darse la consecuencia de que la pena que finalmente se le impusiera fuera muy baja, o que la indemnización fuera demasiado pequeña o (incluso) inexistente. Además, podrías encontrarte con que, después de todo lo ocurrido, fuera declarado inocente…
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